viernes, 27 de agosto de 2010

Los Bloques Regionales

regiones

Elaborado por: Melany Ferro

viernes, 6 de agosto de 2010

Cerro Dragón:el mayor yacimiento petrolero de la Argentina

En Cerro Dragón, a 70 kilómetros de Comodoro Rivadavia(chubut),está el màs grande yacimiento petrolero y el de mayor producción de la Argentina, con 2178 pozos.
La superficie de la explotación es de 3700 kilómetros cuadrados.
Cerro Dragón pertenece a PANAMERICAN ENERGY. Este emprendimiento se halla totalmente informatizado. Desde una sala de comandos, a traves de las pantallas, se controla cada pozo: si hay suficiente presion, cuanto petròleo de extrae y cuales son lo desperfectos y peligros. desde las computadoras, se puede abrir o cerrar valvulas de los pozos. tambien pueden acceder los geologos que estàn en Londres o en buenos aires a los 10 minutos de detectar un desperfectos, se puede detener las operaciones y ordenar la reparacion del equipo mas cercano.
la clave del èxito de Cerro Dragon radica en las tecnologias utilizadas, en el desarrollo de un alto grado de automatizaciòn para monitorear los pozos.
la empresa realizo inverciones multimillonarias en un area que ya tenia 40 años de explotacion y que se creìa con pocas pocibilidades.
Cerro Dragon paso de 58.000 barriles diarios a 90.000 en el 2006, lo que representa el 14% de la producciòn nacional. tambièn contribuye con el 5% a la producciòn de gas.

viernes, 14 de mayo de 2010

Mapa Conceptual de Revolución Industrial



Realizado por: Manuel, Julio y Lucas de 7ºB

viernes, 7 de mayo de 2010

3° revolucion industrial

La sociedad de la información: Una tendencia en el desarrollo de la civilización industrial ha sido la aplicación creciente de la ciencia y la tecnología al proceso productivo. Las transformaciones económicas y organizativas que caracterizan la nueva fase de la economía mundial están estrechamente asociadas a un profundo cambio científico y tecnológico. Este cambio tiene su núcleo en las tecnologías de la información —microelectrónica, informática, telecomunicaciones—.


Estas nuevas tecnologías tienen un doble efecto. Por una parte, abren nuevos sectores industriales, como la industria de la computación. Pero, además, desencadenan grandes transformaciones en un conjunto muy amplio de actividades económicas.


Estos cambios son acompañados en las sociedades capitalistas avanzadas por una importancia creciente de las actividades de procesamiento de información, tanto en el producto bruto como en la estructura ocupacional. La organización de la producción y el trabajo también se ha visto profundamente modificada.


Así como el fordismo —la aplicación sistemática de los principios de la organización científica del trabajo en un sector industrial específico que sirve como modelo para otros sectores— caracterizó la organización productiva desde los primeros años del siglo xx, desde el último tercio del siglo creció en importancia un nuevo modelo de organización del trabajo y de la producción. Este modelo suele denominarse toyotismo —porque fue desarrollado en la fábrica japonesa de automóviles Toyota— u ohnismo

—porque su concepción y diseño fueron realizadas por Taiichi Ohno, ingeniero jefe de Toyota—. Las nuevas formas organizativas se caracterizan por la flexibilidad de la producción y de la gestión empresaria, no sólo en la estructura interna de las empresas sino también en relación con sus sistemas de proveedores y su demanda.


La economía global : La economía contemporánea es cada vez más una economía global, en la que, como señala Manuel Castells, “el capital, la producción, la gestión, los mercados, la fuerza de trabajo, la información y la tecnología se organizan en flujos que atraviesan las fronteras nacionales”. No se trata simplemente de que “la economía tenga una dimensión mundial (lo cual es cierto desde el siglo XVII, sino que el sistema económico funciona cotidianamente como una unidad en el ámbito mundial”.


La primera fase de la Revolución Industrial estuvo estrechamente identificada con el ascenso de Inglaterra; la segunda, con el avance de los Estados Unidos y Alemania. La tercera fase muestra el ascenso de Japón, que durante las décadas de 1970 y 1980 supo sacar el mayor provecho de las posibilidades productivas de las tecnologías de la información. Esto no significa que los Estados Unidos y los países de Europa occidental hayan quedado marginados de este proceso, sino más bien que hay nuevos y poderosos actores en el escenario económico internacional

Realizado por: Camila Romero, Camila Alvarez y Rodrigo

2° Revolucion Industrial

DE LA PRIMERA A LA SEGUNDA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL


Hasta mediados del siglo XIX, la mayoría de la población europea estaba formada por campesinos. En los Estados Unidos, la agricultura predominó hasta el triunfo del norte industrialista sobre el sur agrario y esclavista, en la guerra civil.

La lentitud con que se propagaban los cambios impulsados por la Revolución Industrial llevó a que la economía mundial siguiera sometida a los viejos ritmos impuestos por las buenas y las malas cosechas. La crisis económica que se desató entre 1846 y 1848 fue, quizás, la última crisis cuyas causas fueron predominantemente agrarias.


En el ámbito de las comunicaciones, se dieron profundos cambios. George Stephenson inventó la locomotora en 1814 y, luego de años de pruebas, se realizó en 1825 el primer viaje en un tren de pasajeros entre las ciudades inglesas de Stockton y Darlington. A partir de entonces, el parlamento inglés comenzó a aprobar la instalación de miles de kilómetros de vías férreas. La más importante fue la que unió los centros industriales de Liverpool y Manchester.


El tren revolucionó la circulación de mercaderías. Mientras que un carro tirado por caballos o mulas podía llevar hasta una tonelada de mercadería, los trenes podían trasladar más de mil. Esto abarató los costos y amplió los mercados.


También, por esta época se duplicó la capacidad de los barcos para transportar cargas y se redujo notablemente el tiempo necesario para cruzar el Atlántico. En 1838, el “Sirius” y el “Great Western” fueron los primeros barcos de vapor en cruzar el océano. La misma travesía que en 1820 llevaba unas ocho semanas, a fin de siglo solo demandaba una.


Otro adelanto de gran importancia fue el telégrafo. Hacia fines del siglo XVIII se implementó un telégrafo visual a partir del uso de distintos colores. Este invento tenía grandes limitaciones de alcance y visibilidad. Los problemas fueron superados en 1837, cuando Samuel Morse ideó un código —que lleva su nombre—, y que permitiría, en muy poco tiempo, transmitir textos completos a través de un sistema de cables eléctricos. En 1866, se tendió un cable telegráfico interoceánico entre Inglaterra y los Estados Unidos. Años más tarde, el italiano Guglielmo Marconi completó las investigaciones de Heinrich Hertz sobre la transmisión telegráfica, a través de las ondas eléctricas de la atmósfera, y concretó la invención del telégrafo inalámbrico.


En 1876, Alexander Graham Bell inventó el teléfono, revolucionando el mundo de las comunicaciones. Aunque su difusión fue muy lenta y limitada, en un principio, a las ciudades más importantes de los países centrales.

En 1895, dos hermanos franceses, los Lumiére, descubrieron que tomando varias fotos sucesivas y proyectándolas a una cierta velocidad, se producía la imagen del movimiento en el espectador. Inventaron una cámara especial que registraba estas imágenes y que, a la vez, servía como proyector. Habían inventado el cine. Las primeras películas de los Lumíére reflejan escenas de su familia, la salida de obreras de una fábrica, la llegada de un tren y la primera película cómica: El regador regado. Casi todas duraban menos de un minuto.

Todos estos adelantos mejoraron paulatinamente la calidad de vida de una población que fue creciendo al ritmo de estos cambios. Aumentó la natalidad y disminuyeron los índices de mortalidad. En 1800, la población europea era de unos 190 millones de personas. En 1900, esa cifra se había duplicado; a pesar de los millones de europeos que habían emigrado hacia las llamadas “zonas nuevas”, como Australia y la Argentina.


Los países de mayor industrialización registraron un mayor aumento de la población. Entre 1850 y 1890, Gran Bretaña pasó de 21 millones a 33; Alemania de 34 a casi 50; Bélgica de 4 a 6. En cambio, en los países con menor desarrollo industrial, el aumento demográfico fue menor. Francia pasó de 36 a 38 millones y España, de 15,7 a 17,6.

Realizado por: Camila Romero, Camila Alvarez y Rodrigo 7ºB grado

viernes, 30 de abril de 2010

1° REVOLUCION INDUSTRIAL

La Revolución industrial inglesa fue precedida, por lo menos, por doscientos años de constante desarrollo económico (...).


Las principales condiciones previas para la industrialización ya estaban presentes en la Inglaterra del siglo XVIII o bien podían lograrse con facilidad (...).

Hacia 1750 es dudoso que se pudiera hablar con propiedad de un campesino propietario de la tierra en extensas zonas de Inglaterra y es cierto que ya no se podía hablar de agricultura de subsistencia (...). El país había acumulado y estaba acumulando un excedente lo bastante amplio como para permitir la necesaria inversión en un equipo no muy costoso, antes de los ferrocarriles, para la transformación económica. Buena parte de este excedente se concentraba en manos de quienes deseaban invertir en el progreso económico (...). Además Inglaterra poseía un extenso sector manufacturero altamente desarrollado y un aparato comercial todavía más desarrollado (...).

El transporte y las comunicaciones eran relativamente fáciles y baratos, ya que ningún punto del país dista mucho más de los 100 km. del mar, y aún menos de algunos canales navegables (...).

Esto no quiere decir que no surgieran obstáculos en el camino de la industrialización británica, sino sólo que fueron fáciles de superar a causa de que ya existían las condicione sociales y económicas fundamentales, porque el tipo de industrialización del siglo XVIII era comparativamente barato y sencillo, y porque el país era lo suficientemente rico y floreciente para que le afectaran ineficiencias que podían haber dado al traste con economías menos dispuestas.”



E. Hobsbawm. Industria e Imperio.